jueves, 15 de abril de 2010

Qué es y con qué se come ese pajarito


1. Twitter no es para todos. De hecho, hay más blogueros que tuiteros. Según las últimas cifras de Tribal DDB, sólo 30 mil peruanos usan Twitter. Una cifra ínfima comparada con los 4 millones de compatriotas que buscan amixers en el Hi5. Y es natural que sea así. En Twitter no puedes explayarte en toda la magnitud de tu sapiencia como en tu blog ni adornarte con decenas de fotos como en Facebook ni te va a ir especialmente bien si lo quieres usar como chat. La red social del pajarito azul se ha convertido en una especie de gran sistema de alertas breves. De hecho, Twitter se define a sí mismo como "una gran fuente de información instantenea. Manténte actualizado. Mantén a otros actualizados. Eso es todo".

Pero eso no es todo. Si intentas usarlo sólo desde su página web lo más probable es que el aburrimiento termine por acabar contigo (a menos que seas uno de esos patitas que está tooodo el día conectado a Internet sin importar qué; en ese caso ya tienes Twitter hace años y este texto no es para ti).

No entenderás qué tanta emoción con todo esto a menos que sepas cómo instalar alguno de los múltiples programitas para tuitear mientras navegas o, mejor aún, a menos que cuentes con un dispositivo móvil para no perderte las decenas de mensajes que llegan cada segundo. Si tienes un celular con conexión a Internet, es otro cantar. No hay mejor compañero de viaje durante el tránsito demencial de la Lima postCastañeda que un smartphone con Twitter. Eso sí: si tuiteas, no manejes. El año pasado en los Estados Unidos murieron casi tres mil personas en accidentes de tránsito relacionados con el celular.

Para quienes sí debería ser indispensable el Twitter es para los periodistas y otros profesionales del monitoreo de noticias. Dependiendo de su área de especialización, se puede recibir actualizaciones otros periodistas, chefs, institutos económicos, universidades, cantantes y actores de todo el mundo, pintores, cineastas, oenegés, varios congresistas y hasta del mismo Palacio de Gobierno que incluso ha empezado a enviar fotos a través de su cuenta. El ejemplo de moda: si un periodista de espectáculos estaba desconectado del Twitter, se perdió la salida del clóset de Ricky Martin.


2. Twitter no durará siempre. El caso de Twitter es un clásico. Un par de muchachos que crean un servicio que ellos pensaban que serviría para contarle al mundo banalidades y fue convertido por los usuarios en un sistema global de noticias... y que hasta ahora no da dinero. Sí, la gente de Twitter se mata buscando formas de rentabilizar su servicio, mientras rechaza desorbitantes ofertas de las grandes corporaciones del Internet, con la esperanza de algún día obtener incluso más. Muchos dicen que este modelo de negocio, si se puede llamar así, está condenado al fracaso y que el pajarito azul está condenado a desaparecer algún día.

Pero incluso si quiebra Twitter, las reglas de juego ya cambiaron. De hecho, la última gran remodelación de Facebook tranformó su página de inicio en una sucesión de avisos en tiempo real sospechosamente parecido al sistema tuitero. Y los chicos de Google, al ver rechazadas las centenas de millones de dólares que ofreció por comprar Twitter, desarrollaron su propio sistema: el Buzz. ¿Qué significa esto? Que los hábitos se han modificado. Se ha creado una necesidad. Cada día más gente se acostumbra a enviar mensajes cortos y (esto es lo más importante) compartir enlaces con gente que no necesariamente conocen en la vida real.

Quizás Twitter no dure por siempre, pero su espíritu sí. El nombre de la herramienta no importa sino los cambios que ésta genera o los hábitos que perpetúa. Palacio de Gobierno encontrará nuevas formas de enviar fotografías del Presidente inaugurando obras.

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